El 5 de agosto de 2012 falleció Isabel Vargas Lizano, Chavela Vargas, en el Hospital Inovamed en la ciudad Cuernavaca. Las últimas personas en visitarla fueron los guitarristas Juan Carlos Allende y Miguel Peña Tovar conocidos como ‘Los Macorinos’, amigos muy allegados a la artista. La noticia de la muerte fue dada a conocer por la biógrafa de la cantante, María Cortina, quien entre sollozos por la pérdida de su “casi hermana” comentó "Chavela se fue un poquito antes de la una de la tarde, sufrió un paro respiratorio que cegó su existencia". La Chamana fue despedida con flores que sus fanáticos llevaron al nosocomio y por Mariachis que interpretaron sus éxitos.
Chavela Vargas nació en el año de 1917 en la provincia de Heredia en Costa Rica. Los primeros años de su vida fueron complejos ya que no fue criada por sus padres sino por unos tíos, además padeció poliomielitis. No existe fecha precisa de su llegada a México, puede ser por falta de memoria o decisión de la cantante de que el momento permaneciera como un misterio. En diferentes entrevistas comentó que llegó a los 14 y en otras ocasiones a los 17 años de edad. Adoptó a este País como su tierra y se naturalizó Mexicana.
La cantautora relató que a a su llegada tenía que ganarse la vida de la única forma que sabía hacerlo, cantando, y lo hacía en las calles de la CDMX, en camiones y bares, hasta que en los años 50 conoció al compositor vernáculo José Alfredo Jiménez quien la apoyó a impulsar su carrera como cantante profesional, la cual comenzó en 1961 y contó con más de 80 discos incluyendo el más reciente en 2012, 'Luna Grande'.
Revolucionaria y pionera en muchos sentidos se apoderó, no sin algunos contratiempos, de la Música Ranchera, un territorio entonces casi exclusivo de los hombres, vestía como uno de ellos, sus hábitos de fumar y beber en exceso no eran muy bien vistos por la conservadora sociedad mexicana, sin embargo el reconocimiento de su talento sobrepasaba cualquier crítica acerca de su aspecto o comportamiento. Cantaba canciones de hombres hechas para mujeres y era conocida en el ámbito artístico como El Negro. Fue gracias a su actuación en el casamiento de Liz Taylor y Mike Todd en Acapulco y otras presentaciones en la entonces meca turísitica, que alcanzó reconocimiento internacional, aunque los medios de comunicación mexicanos le tenían limitada la presencia debido a los rumores de su homosexualidad, la cual no fue confesa abiertamente sino hasta la edad de 81 años en un programa de televisión colombiano.
Su muy particular estilo andrógino la llevó a grabar e interpretar en vivo música de todo América Latina: rancheras, corridos, boleros, tangos y canción cubana, de manera que la muerte de Chavela Vargas se lamenta en cada país de habla hispana.
Fue amiga de los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo quienes la invitaron a vivir con ellos, compartían el amor por el arte y posturas políticas. También se codeaba con Trotski, Agustin Lara, Ava Gardner, Pedro Infante, Cuco Sánchez, por supuesto su padrino y mentor en el mundo del espectáculo mexicano Jose Alfredo Jiménez, Pedro Almódovar a quien consideraba su alma gemela, Álvaro Carrillo y el cineasta Werner Herzog entre muchos otros grandes. Su presencia en Cine en los últimos Años, aunque breve, fue muy significativa en la película Frida de July Taymor y Babel de Alejandro González Iñárritu.
Respecto a Chavela Vargas, Carlos Monsiváis comentó “Cuando Chavela Vargas empezó a cantar a finales de los cincuenta, sorprendió por su actitud desafiante y su apuesta radical. No sólo fue su apariencia la que se saltaba las reglas establecidas, sino que musicalmente prescindió del mariachi, con lo que eliminó de las rancheras su carácter de fiesta y mostró al desnudo su profunda desolación”. Por su parte Carlos Fuentes decía que “oír a Chavela es saber que no somos parte del rebaño, parte del montón. La oímos y sabemos que canta para nosotros y sentimos que nos quiere, que nos aprecia, que nos necesita”.
Entre los muchos reconocimientos que tuvo en vida se encuentran el Grammy, la Gran Cruz de Isabel la Católica, Medalla de Oro de la Universidad Complutense de Madrid, Medalla al Mérito de la Universidad de Alcalá, Huesped de Honor en Buenos Aires Argentina y el de Ciudadana distinguida de la Ciudad de México, éste último recibido en el 2009.
Cuando hablaba Chavela Vargas, sus frases eran composiciones entre letras de canción y su propio discurso. Nunca ensayaba, decía entrar "en un espacio sagrado de honestidad y espontaneidad, un mensaje que no era el de la garganta sino el del individuo, la voz que no tiene nombre, lo que ella sentía, que no podía llamársele de ninguna forma", decía que su "canto no era canto sino algo más allá de la angustia, más allá del saber, más allá del arte en sí mismo", según sus propias palabras.
Vivió sus últimos años en Tepoztlán con su monte y su maestro Chaman Chalchi. Uno de los últimos tuits de Chavela Vargas, en su cuenta oficial de twitter decía "Yo no me voy a morir porque soy una Chamana y nosotros no nos morimos, nosotros trascendemos". Ella trascendió.