El Director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, reconoció durante el V Congreso Internacional de Español que se realiza en la ciudad de Salamanca, que la poca presencia de mujeres en la toma de decisiones respecto a la lengua española es una situación “anómala e injusta” pero que intentan corregir, respecto a que sólo 8 mujeres integran el equipo de 46 académicos.
Hubo mujeres intentando integrarse a la academia desde el siglo XIX, pero no fue sino hasta 1977 que ingresó Carmen Conde, aunque no se trata de la única institución en el mundo en que se ha presentado está situación. Francia incorporó a Marguerite Yourcenar hasta 1980 sin ninguna justificación, salvo los prejuicios de la época en que se consideraba una inferioridad intelectual.
Sin embargo y aún con la participación de más mujeres en la academia, comentó que “el machismo es una conducta, un comportamiento social que está inserto en la sociedad, mientras que la lengua es el instrumento para comunicarse y no la causa de algún problema” y agregó, “una cosa es el machismo y otra la gramática” para dejar clara su posición acerca de la manipulación de la estructura de un idioma en función de una suposición "que nosotros no podemos compartir", dijo.
Algunas facciones feministas sostienen que más allá del lenguaje incluyente, el cambio en algunos términos, como los plurales que se dicen y escriben en masculino, por ejemplo la palabra “todos”, debería cambiarse por "todes", ya que así se tomaría en consideración a las mujeres y a personas con distintas identidades de género que han sido invisibilizadas por generaciones, al no ser contempladas desde el lenguaje y que dicha inclusión comenzará a expresarse en todas las demás áreas del comportamiento colectivo.
Otras, defienden que la gramática y las palabras no deberían ser cambiadas, ya que en las lenguas romance como el francés, portugués, italiano y por supuesto español, existen los masculinos y femeninos para las palabras, y que el sentimiento de inclusión tiene que ver más con un tema de autoestima y autodeterminación, es decir “no sentirnos excluidas si no se hace la especificación de nuestra presencia”.
Villanueva explicó que “en lo que se refiere a la gramática y la estructura de la lengua, no se ha improvisado, esto es el fruto de siglos y siglos de decantación y las lenguas son como son”, aunque también comentó que hay revisiones continuas debido a al evolución, los cambios de las acepciones y se adaptan según el momento lo exija, incluso en términos de igualdad. Precisó que "la RAE no cambia la lengua, sino que lo hace el hablante en conjunto".