En los últimos años, se han visto múltiples casos en donde se observan elementos de la cultura indígena mexicana en la industria de la moda. Una marca de especialistas en moda francesa, mexicana e inglesa, exclusiva de tiendas departamentales en México lanzó al mercado unos tenis con estampados de Tenangos.
Los bordados de Tenango de Doria son originarios del Estado de Hidalgo, hechos por artesanos hidalguenses.
Debido a que es un bordado tradicional y con gran peso cultural, muchos de los clientes de la cadena exhibieron el caso en las redes sociales, por lo que los promotores culturales y artesanos enviaron una carta a los directivos de la empresa para señalar un posible caso de plagio, despojo y violación a los derechos culturales.
Carlos Arturo Martínez Negrete, investigador y promotor cultural menciona en la carta que: “el hecho es una transgresión a los derechos culturales de la comunidad hidalguense, al aislar miembros de la comunidad, así como cualquier mexicano que sienta violentado a sus derechos culturales, esto ocurre al limitar su participación en la vida cultural, al acceso a los beneficios de la cultura y al patrimonio en común”.
Según el investigador, esta acción “inhibe la compra de los productos originales, no da crédito, cambia las interpretaciones de los colores que representan parte de sus tradiciones”. Dentro de la carta Martínez Negrete solicitó a la empresa una reparación integral del daño, recordándole una situación a finales de 2017 donde la misma tienda puso a la venta unas muñecas otomíes atribuidas a la comunidad de Amealco Querétaro, pero que en realidad fueron fabricadas en china.
En respuesta la administración central de la cadena de tiendas departamentales escribió en una carta fechada el 12 de julio: “en atención a las observaciones de unos clientes, dichos modelos serán reiterados a partir de hoy de nuestras tiendas, para esclarecer la situación sobre el uso del diseñador por parte del proveedor. Somos una empresa mexicana que durante 170 años ha operado con ética y estricto apego a la ley”.
Muchas instituciones se aprovechan de que las comunidades donde provienen estos diseños, son comunidades vulnerables que difícilmente podrían tomar cartas en el asunto. Sin embargo, hay una responsabilidad tanto de las industrias como de los mismos consumidores, que debe ejercerse.