La ola de decapitaciones, derribamientos o pintas de estatuas y monumentos de esclavistas y colonizadores al rededor del mundo, que desataron las protestas contra el racismo, podría llegar a México en una modalidad distinta. En el marco de la conmemoración de los 528 años de la llegada de Cristobal Colón a América, en la Ciudad de México retiró la efigie del navegante con fines de limpieza y mantenimiento, pero se propuso desde la jefatura de gobierno encabezada por Claudia Sheimbaum, una reflexión seria sobre su regreso o retiro definitivo.
El retiro de la estatua que se encontraba ubicada en Paseo de la Reforma se realizó con el cuidado necesario que requiere cualquier monumento, para tal efecto trabajaron en colaboración el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Respecto a la posibilidad de quitarlo definitivamente, especialistas discuten sobre el valor de la pieza, así como su papel histórico y patrimonial y señalan la posibilidad de que con estas acciones se cuente una versión sesgada del pasado a las nuevas generaciones.
“Establecer otro tipo de memoria del pasado” por considerar la imposición, podría implicar cambios que lleven a una comprensión distinta de los sucesos, según el historiador de la UNAM, Alfredo Ávila. También se han expresado voces a favor de retirar el monumento de la calle, pero con la propuesta de situarlo en un museo donde podría conservarse y exhibirse para no olvidar la historia colonialista de la que México fue objeto.
En otros países del mundo las estatuas fueron derribadas por presión social o durante las manifestaciones por la propia ciudadanía con el fin de destruirlas, sin embargo en nuestro país se propone desde las instancias gubernamentales en concordancia con la solicitud de disculpas por parte del Presidente Andrés Manuel López Obrador, al gobierno de España, por la conquista y más recientemente en la carta entregada por la Primera Dama, Beatriz Gutiérrez Müller, al Papa, en la cual llaman al sumo Pontífice a pedir perdón por los crímenes cometidos por la Iglesia durante el mismo periodo.
También se retiraron las estatuas de Pedro de Gante, Bartolomé de las Casas, Juan Pérez de Marchena y Diego de Deza, para mantenimiento o quizá definitivamente.