El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura se encuentra, como todas las dependencias del Estado mexicano, en revisión debido a que durante muchos años se llevaron a cabo prácticas que generaban dudas en el manejo de recursos, del personal, sus sueldos y las contrataciones a terceros para la provisión de productos o servicios.
Su actual titular, Lucina Jiménez, declaró para el periódico 'El Universal', que están pasando por un “proceso de saneamiento” ya que han detectado espacios con crecimiento de personal no controlado y criterios de contratación diferenciados. Como muchas dependencias del país, firmaron una serie de compromisos rectores de sus funciones y procedimientos a las que llamaron “Bases éticas”, que comprenden honradez, solidaridad, buen trato, no discrecionalidad y no favoritismo.
El asunto es tan complejo como que hay plazas en Bellas Artes cubiertas por personas que no cumplen con el perfil para el que fueron contratadas o que realizan funciones que no corresponden a la descripción de su puesto, para bien y para mal. Hay prestaciones pactadas con reconocimiento legal pero se desconoce cómo se decidió que se aplicaran, etc.
Las contrataciones de artistas también están siendo revisadas. La funcionaria ejemplificó con el caso de los directores de orquesta que “tienen contrato anual, pero también cobran por funciones adicionales. En total pueden percibir hasta 3 millones de pesos. Estamos redefiniendo a todas las compañías, grupos, solistas, todos”, dijo. También habló del dinero que se necesita para dar mantenimiento a la infraestructura existente, en el caso de los museos“se necesitan 280 millones”, apuntó.
La nueva directora del INBAL ha sido directora del Centro Nacional de las Artes, es Doctora en Ciencias Antropológicas por la UNAM, ha sido impulsora del Arte y la Cultura desde su gestión en instituciones, además de ser autora de varios títulos relacionados a los temas de Arte, cultura, educación y ciudadanía.