Las efemérides poco a poco se irán poblando con mujeres ilustres cuyas aportaciones van más allá de las bellas Artes y otras actividades que hasta hace unas décadas se consideraban propias de su género. A lo largo de la historia son pocas las que trascienden por un quehacer que beneficia a la humanidad entera, además de las funciones estéticas. Este martes 6 de octubre se dio a conocer que el Premio Nobel 2020 de Física se otorga a Andrea Ghez y el de Química es para Emmanuelle Carpentier y Jennifer Doudna.
Ghez es una de las tres personas reconocidas con la prestigiada presea, sus compañeros son el investigador alemán Reinhard Denzel y el británico Roger Penrose. Los méritos de este trío son la nueva información que han dado a conocer acerca de los agujeros negros, aunque Ghez declaró para la prensa, sólo unos minutos después de ganar su premio que no saben que hay dentro de un agujero negro "y eso es lo que lo hace tan fascinante” dijo. Aunque la Real Academia de Ciencias Sueca reconoce que se trata de los “secretos más oscuros del universo”. Laurean a estas personas dedicadas a la Física por haber encontrado uno en el centro de la Vía Láctea.
Por su parte la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna fueron condecoradas con el galardón por la revolucionaria creación de las llamadas “Tijeras genéticas” CRISPR/Cas9, que según explican, “pueden transformar la vida desde la esencia”. Se trata de una técnica con la que se puede “editar” el ADN, recortar y pegar a voluntad en toda forma de vida de forma, sencilla, rápida y eficazmente.
Con esta nueva técnica revolucionaria sería posible generar nuevos tratamientos para el cáncer, curar enfermedades congénitas, mejorar especies de todo tipo de cultivos y hasta revivir especies extintas. Las científicas explicaron que fue un descubrimiento inesperado mientras Charpentier analizaba una de las bacterias más dañinas para la humanidad, el "streptococcus pyogenes", descubrió una molécula antes desconocida, posteriormente en colaboración con Doudna, cuyo conocimiento sobre el ARN es muy amplio, unieron sus talentos y lograron el hallazgo de las “Tijeras genéticas”.